Llega la luz con su lado oculto. El sueño de un posible, de días en comunión con la brisa del amor. De la mano de un impulso materializado en una explosión de instintos, de un fuego que se quema en la primera llamarada.
Nací entre cultivos de café. Entre tormentas que asustaron el temple del abuelo. Entre carreteras que llevaban a ninguna parte y recorrí incansablemente. Crecí mirando el cielo porque me aburría el televisor. Era insuficiente su pantalla para mi soledad alada
Amé a mi madre porque fue tierra
a mis primeros versos. Extrañé a mi padre porque fue aire a mis manos. Soy el zumbido de un pueblo insostenible en el tiempo. Soy el viento que arrastra el sol hacia la montaña, el silencio y la quietud de los que ya fueron.
2 coment�rios:
La llama enciende el deseo de un sueño.
Un beso.
Maria
Es cierto, pero ese encenderse sucede a otro ritmo, como si fuera en otra tonalidad.
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