30 octubre 2018

Por Juan Camilo Betancur E.

 "La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano."
Victor Hugo

¿Qué decir de la risa?, ¿cómo hemos evolucionado por medio de la risa?,¿por qué buscamos personas que nos diviertan? ¿por qué aquellas personas con buen sentido del humor son más opcionadas a ser elegidas como pareja?.. y otras preguntas que más de uno podrá hacerse. Igual no creo que tenga las respuestas y por eso mismo decidí entrevistar a algunos niños para indagar sobre el mundo de la risa, tan frecuentado y tan desconocido. Por eso, en esta séptima emisión de Me revientan los adultos la hemos dedicado a la risa. Si te interesa puedes escuchar el audio, si no, bueno, puedes seguir leyendo este texto que de seguro no te hará reír, pero tal vez te arroje algunos datos interesantes sobre la risa.

Para empezar acudamos al diccionario (RAE) que define la risa así: “el movimiento de la boca y otras partes del rostro, que demuestra alegría”. Sería algo muy simple. Pues una cosa es la risa y otra el humor. Según el diccionario la risa es un movimiento fisiológico en respuesta a una emoción o motivación que bien podría ser el humor. Pero el humor tiene cosas más sutiles y complejas para analizar tan linealmente. 

Como respuesta fisiológica la risa es también frecuente en las ratas, los chimpancés y los perros. Estos animales se ríen cuando juegan. Así también los humanos. Sin embargo, nosotros también reímos para expresar una emoción o generar lazos sociales. En esa medida, más que una respuesta fisiológica también la risa es un modo de comunicación con otros individuos. 

En esa comunicación sutil de la risa el humor entra a jugar un juego importante. Entendiendo que el humor es más que ver bromas y contar chistes. Pues, las bromas se agotan o se hacen molestas cuando se repiten y los chistes son más un espectáculo que una conversación. Pero cuando hablamos con los amigos y entramos en un estado de confianza la risa es espontánea y pareciera que surgiera de dentro de nosotros para tratar de expresar un estado interior o una alegría antigua, que no necesita más motivación que la intimidad y la bondad entre dos seres que se comprenden sin esforzarse por aparentar ser simpáticos. En esa situación el humor es casi indefinible y necesario. Pues están felices sin querer ser graciosos. 

Al menos intento abordar esa risa sincera, que no está maquillada por los sistemas de creencias que hemos ido construyendo en nuestras vidas. Hablo de esa risa que es comunicación y es un puente por el que se movilizan emociones positivas que nos permiten establecer relaciones sanas, de bienestar, con las personas que amamos. 

Sin embargo, en un niño que todavía no está subordinado por el instinto y el deseo, la risa ocurre de una manera muy encantadora. En él, la risa es honesta y contagiosa como un rayo de luz en la oscuridad. Es una risa que expresa alegría y es espontánea porque surge como una explosión irresistible que sana el alma ya que proviene de un alto grado de bondad del ser que habita en el niño. Esa risa no tiene máscaras y tampoco una explicación. Sucede y alegra los corazones. 

En fin, más que una conclusión quiero terminar con la certeza de que una risa sincera, la que sucede con la gente que te cae bien, produce una sensación de bienestar tanto física como psicológica. Por lo que reír con los amigos, los cercanos y los amados revela una parte muy especial de nuestro carácter. Pues en posible ver en la risa de una persona rasgos muy significativos de su personalidad que nos pueden acercar o alejar de ella. No entraré a discernir sobre esos rasgos. Cada quien mirará lo que sucede con los suyos. Por ahora, amable lector, le deseo un bello día y que la risa de los íntimos le ilumine el espíritu.


17 octubre 2018
Por Juan Camilo Betancur E.


Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.
Aristóteles


El maestro Jorge Maurer es de esos seres que es imposible de definir porque su sabiduría radica en el ahora en movimiento. Más que un cúmulo de conocimientos almacenados, su maestría consiste en vivir y ser feliz. Los datos en él se gestan desde su experiencia de vida. 

Maurer es argentino y desde hace 64 años enseña a conectarse con la luz interior. Su primer discípulo lo tuvo a los tres años. Era un tío, psicólogo, quién empezó a hacerle preguntas y se asombró con la claridad de las respuestas. Debido a ello, se abrió pasó entre las grandes personalidades argentinas que lo recibieron con gran curiosidad y respecto. Entre ellas: Julio Cortázar, Ernesto Sábato y Charly García. 


Desde muy chico tenía claro que era una equivocación querer aplicar los pensamientos de otros a su vida. Por eso, ha seguido su propio camino, el de sus inclinaciones más íntimas. Quizá, por tal motivo, le gusta la respuesta directa y evita el discurso laberíntico. Como Fernando González, enseña a dejarse influir solo por la vocación o la voz interior. En la actualidad tiene grupos de meditación en Caracas, Medellín y otras ciudades alrededor del mundo. 

Su palabra es clara. Parece sacada de la literatura sánscrita. Como si fuera parte de Los rishis, o sabios de la antigua India, que con la palabra transformaban la realidad. Por lo tanto, la palabra es sagrada. Por ello, el poder creativo de la voz se expresa claramente en sánscrito, donde vac, voz, es a menudo considerado como sinónimo de Shakti, que es la energía creativa, el poder de manifestación. Las preguntas son: ¿Qué creamos con la palabra? ¿En que nos enfocamos cuando decidimos hablar de lo que consideramos importante? ¿Aceptamos la palabra como un vehículo para llevar lo mejor o lo peor de nosotros mismos? ¿De qué hablamos cuando hablamos? 

En fin, son muchas las reflexiones que surgen al escuchar al maestro Maurer. Tal vez, utilice el método de la antigua Grecia; es decir, el dialogo que intenta construir cotidianidades más que conceptos. O tal vez, como el milenario Confucio en el siglo IV antes de Cristo, no le interesa hacer nada extraordinario para buscar adeptos. Lo único que busca es vivir en armonía con su entorno y con su ser interior. Escucharlo es como un despertar. Es como si dijera de nuevo cada cosa que nombra: 

“Entendí que es lo que tenemos que sanar, liberarnos y trasmutar. Escuchen, no es el apego a nuestros hijos, a la pareja, al dinero… ¡Eso no es! Es del apego al sufrimiento, a los miedos y la culpa. Pues ¿Cuál es la gracia de desapegarnos de nuestras parejas o hijos? ¿Cuál es la evolución de eso? Eso es deshumanizarnos y desensibilizarnos. No hay beneficio en ello. Hay beneficio al liberarnos de los miedos y los más grades son: El miedo a vivir, a ser feliz y a tener una vida plena. Si se escarba un poco en la consciencia de la persona lo que tiene son estos miedos. Teme manifestar todo su potencial de felicidad, salud, bienestar y prosperidad. Lo que está es apegado a los miedos, a los sufrimientos y a la culpa. 

El perdón es una decisión. Me explico, todo aquello que cargues de los otros dentro tuyo te transforma en algo igual que aquel o aquella que no perdonas. Lo peor que te puede pasar es que eso se quede dentro y no es cuestión de resignarse, sino de perdonar. Cuando perdonas al otro el mayor bien te lo haces tú y si no lo peor del otro se queda en ti y el otro se lleva tu amor. Por ello, ¿cómo vas a recibir en consciencia la divinidad o al Supremo con el corazón sucio, con el corazón ocupado por el resentimiento, el odio, los celos y los daños que recibiste?”