No hay palabras cuando el anhelo no está 
                                en el radar del corazón
y todos los proyectos en los que invertiste energía
se quedan a mitad de la sensación del fracaso

No hay palabras cuando el fracaso
limpia con algodón el brazo
y el dolor clava la uña en la piel

No hay palabras cuando gritas “yo”
y duele la primera persona del singular
sustancia propia extraviada en la calle
pájaro ciego sin alas

No hay palabras cuando miras los que se van
y queda el miedo como hueco en tu cuerpo
para ver la memoria del mundo perdido.