Instrucción 1
Cuando el hombre te salude piensa que tu novio no existe. Es necesario que no lo recuerdes para que puedas reír un poco menos si estas contenta y conservar la postura.

Instrucción 2
Es importante que intuyas el te quiero cuando el hombre te diga te quiero sin decir una palabra. Mírale los labios. Un sutil temblor te dirán lo que quieres saber.

Instrucción 3
Si quieres huir no dudes un instante. El amor es esquivo y entre más corras mejor para el destino. Para encontrar lo perdido hay que perderse. El hombre estará esperando con tu sonrisa en una bolsa de papel de regalo.

Instrucción 4
Si no tienes palabras se te recomienda en esta instrucción reír un poquito. Basta con estirar los labios, sacar la lengua o pararse de cabezas en el piso.

Instrucción 5
No te pases de coqueta porque es fundamentar ser descortés para asumir riesgos en el amor. Por ejemplo: dar un beso porque si, porque te dio la gana. No importa si el asombro llega sin medida, sin por qué, sin dónde. No sería asombro.

Instrucción 6
Cuídate de las conversaciones planas, de las caricias de memoria, de las miradas a las tres de la tarde, de querer por rutina, de ser mamá antes que mujer. Para ese malestar no hay aspirinas.

Instrucción 7
Asegúrate que el hombre tenga las partes del cuerpo completas. Las orejas en las orejas, los pies en los pies, las manos en las manos, la boca en la boca... ¡Imagínate si el hombre te hablara por la nariz y te mirara por el pecho! El amor sería un desorden emocional. Luego de verificar las partes del cuerpo busca un imperfecto: la verruga en el dedo, el diente negro, la oreja pequeña, la cicatriz… Es el imperfecto el conducto para acceder al corazón del hombre.
Esta noche amor te doblo en mil pedazos. No estoy dispuesto a que sigas habitando todos los espacios. Necesito respirar y entender que sin mujer también se respira. Hay otras cosas: El ocaso, el niño que saluda sin motivo, el amigo que te acompaña a ser silencio.

Esta noche amor te doy la espalda. Empiezo a entender que para follar sin que sea un asunto traumático hay que admitir que no todo es follar. Es necesario eyacular para adentro y que la esperma te suba al cerebro. Entonces se es erotismo y no un impulso erótico.

Esta noche, amor, renuncio al cuerpo desnudo de una mujer, a sus senos tan perfectos a mis dedos y boca, a la idea de que sin ella estoy medio. Porque uno no es medio. Uno es uno. Dios es uno. Lo otro es lo otro. Uno es y punto.

Esta noche amor eres una de las cosas que no uso. Adiós a la cursilería, al anhelo, a mis gestos autistas, mi sonrisita de niño rebelde, mi simpatía fingida, mis carticas inútiles. Es necesario sacudirse y quitarse la viruta del cuerpo, la capa gelatinosa que obstaculiza la vista de las estrellas, las nubes, la luna. Esta noche el amor es alimento para ratones.






¿Si hacemos el amor estarías dispuesta a no fingir la permanencia?
El deseo duerme y no duerme. Me confundo esperando y no esperando. Respiro y me da tos. Me angustio a propósito para somatizar el vacío.
No me gustas porque soy vanidoso y solo escucho cuando me halagan y los halagos serían otra cosa contigo. Me cuadricula la estética. Soy ciego por culpa de la belleza. Confieso esto porque no tengo nada contra ti. Me agrada tu conversación, tu disposición a la entrega, tus ganas de mí, tus coqueteos suspensivos. Pero, para que no haya mal entendido, el problema es que no eres flaca ni tetona.

Te entiendo. Estoy de tu bando. También odio mi sed de ojo, mi puta manía de enamorarme de lo que veo y desear un cuerpo diferente cada tarde después de que las mujeres salen uniformadas del trabajo.

Ya que sabes lo que siento, te digo otra cosa. Me preocupa no saber mirar piel adentro. Sé que piel adentro ninguna mujer se te compara. Pero me interesa más la piel.

Tal vez me quede solo. Tal vez mi castigo sea ver y no conseguir lo que veo. Tal vez el amor, daga clavada en el pecho, se quede daga en el pecho. Tal vez no ame porque me decepciono muy fácil. Tal vez mi mal sana actitud… tal vez… lo supongo… tal vez… signifique… tal vez… que no te guste.