Hace mucho no frecuentaba el bar de Elkin porque bueno, a veces uno de distancia de los lugares así como de los amigos. Llegué y como siempre pedí una cerveza. En la barra estaba Lucía, una de las clientes que los fines de semana va sola, casi siempre, pide algunas cervezas y luego se marcha. Algunas veces hemos cruzado un salido. Hasta ahí. En la mañana había pensado en ella, cosa extraña porque pocas veces pienso en alguien a quien no frecuento. Sin embargo, ahí estaba al lado de ella sin saber cómo decirle que la había pensado. Ella sonrió como si sintiera que yo quería hablarle. Aproveché y me senté cerca. Hablamos de cosas triviales, como por decir cualquier cosa. Ella me dijo que hace unos días me había visto en el supermercado y que no alcanzó a saludarme. Sonreí. Estaba contento, ambos nos habíamos pensado. Llevé mi mano a su mano. Ella apretó la mía con sus dedos. Luego, en cámara lenta mi boca buscó la suya. Cerré los ojos y sentí la humedad de sus labios. Al abrir los ojos Lucía sonrió. Me dijo que no se lo esperaba. Le respondí que yo tampoco. Elkin nos invitó a otra cerveza. Cuando cerraron el bar me invitó a su casa. Ella vive sola. Al entrar a su departamento vi que su cama estaba llena de flores. En la habitación había varias velas, que encendió. Cuando quise preguntarle sobre cómo sabía que yo... me puso un dedo en la boca y se limitó a decirme que "cuando un amor cae de cielo no pregunta cómo".

- Maestro ya he aprendido a dominar los impulsos, no me dejo llevar por el placer si antes no está involucrado el corazón. Eso está claro. Por ello cuando María llegó me dejé encontrar y el hecho de que ella tomara la iniciativa permitió conocerla más. Admito que con los días era más difícil contenerme y sufría por no abrazarla y robarle un beso. Todo en ella me gusta. A lo último fue dolor verla. Por tal motivo viene a pedirte consejo. Recuerdo que me dijiste que ya estaba listo para iniciar el cortejo. Entonces le dije que estaba enamorado y ella sonrió y me dijo que prefería estar sola, que no deseaba en este momento iniciar ninguna relación. Por eso he vuelto. No entiendo que he hecho mal.

-Martín lo que debes aprender es a dominar la fuerza del entusiasmo.  Pero no hiciste nada de lo que te debas arrepentir. Nombraste tu deseo desde lo más intimo de tu corazón. Lugar donde se establece la comunicación con el cielo. Ahora el trabajo es esperar. La fuerza del espíritu está en permanecer quieto. Pues lo que se ha nombrado es ya una realidad. El destino se cumple a pesar de nosotros. Debes aprender a dejar que lo que te ata se marche para que no seas esclavo de tus deseos. Cuando aprendas a disfrutar sin apegos nada te hará falta. 

Se había pasado gran parte de su vida buscando en otros referentes de su propia persona. Al final encontró una fotografía suya, partida en pedazos. El pedazo, donde vio su ojo,  era llevado por una hormiga hacía algún lugar oscuro.

Hay un día en el año, sin importar lo que hagas o pienses de ti mismo, te levantas con los dos pies derechos. Es el día en llegaste a este mundo a habitar el espacio que ocupas. Ocupar ese espacio es sentirte propio e independiente. Ese día tienes el poder universal de celebrarte.  Eres, por un instante, la posibilidad y un regalo en doble vía. 

Para ese día se recomienda despejar el corazón, sacar de él toda la maleza que abonas al no creer en ti mismo. Solo así recibirás un regalo perfecto. Solo cuando se despeja el corazón se permite el ingreso de la luz que no es otra cosa que claridad en lo que deseas. Luego, mirar el cielo, darle gracias a Dios por el amor, la familia, los amigos y la literatura.

Hay un día en que el libro que eres, cuando el corazón es una página en blanco, es redactado por el universo. Escriben en ti  que ser feliz es un derecho. Lo asumes y  lo aceptas. Entonces, ese capítulo de luz que eres fluye con todo  y a dónde vayas, a quién saludes, te recibirá con los brazos abiertos porque te has dado la bienvenida a ti mismo. Entendiste algo importante: Empezaste a vivir tu propia historia. Es decir, decretaste tener un lugar en el anaquel de los libros importantes de la biblioteca de la historia.