Ella viene con la lluvia y toca con sus dos manos el cuerpo de él. En el pecho se abre un portón de madera, antiguo. Al fondo de su pecho se ve un hombre sentado en una mesa, con una vela encendida y dos copas de vino. “¡Entra! ¡Es aquÃ!” dice él. Ella sospecha que desde allà puede ver perfectamente las estrellas. Además, hay fuego para el frÃo. Asà que sin dudarlo se sienta frente al hombre. Lo mira a los ojos y sonrÃe porque ve en las pupilas del hombre una mujer igual a ella con una puerta en el pecho entre abierta.
MAGIPOEMAS 56
Hace 16 horas
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