Isabel


-   De verdad que no te entiendo Antonio. Te has pasado los últimos años esperándola. A todas las mujeres que se te cruzaban, decías que estabas comprometido porque habías soñado con la mujer que ibas a construir familia. Afirmabas que era un acto de fe. Ahora, le acabas de decir a Isabel que la habías esperado y que ella era la mujer con la que tendrías un hijo llamado Salomón. Luego, como si eso fuera algo trivial, como decir, te pica la rodilla, dejas que ella se marche, asustada, sin dar más explicaciones. Creo que no entiendes nada del amor. 

- Querido Marcos, no hay que entender lo que está más allá de nuestra imaginación. No le des respuestas a lo que no las tiene. Te llenaras la cabeza de cucarachas. Respecto a Isabel, va rumbo al lugar donde los astros han confabulado debemos iniciar nuestro proyecto de vida.

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