Encuentro


Ella llegó una noche de luna llena sin que la estuviera esperando. Nos miramos con la ansiedad de encontrar las palabras que revelaran nuestros más profundos deseos de perpetuarnos en el tiempo, pero hablamos de ciertas trivialidades que al final nos aburrieron. Nos miramos de nuevo sin saber qué decirnos sospechando que ese silencio sería un agujero irreparable. Entonces decidimos mirar la luna llena con la intención de entender un poco el por qué lo que queremos al parecer no es lo que necesitamos.

Cuando decidí que podríamos intentar volver a encontrarnos ella se levantó y me dijo que se había equivocado de sueño, que las coordenadas no coincidían. Intenté detenerla pero el sol aparecía en las montañas y era inevitable despertar.

2 coment�rios:

Olivia Lengüilarga dijo...

En los sueños, dice Sábato, no existe ni el tiempo ni el espacio. Si el tiempo es un triciclo averiado, el espacio es un oasis a 300 metros del caminante del desierto que desaparece como un espejismo cuando intenta llevarse un trago del agua cristalina a la boca.

Juan Camilo dijo...

Olivia
Muchas gracias por sus palabras. Es cierto, en los sueños todo es posible, incluso que seamos los soñados de aquellos que escribieron estos comentarios. Un abrazo