Impulcidio

No odio a nadie y nadie le deseo el mal. Pero tampoco soy un alcahuete y no estoy dispuesto a que nadie me humille y ofenda. Estoy hasta la coronilla de sus viles manifestaciones de desprecio. De que me insulte y ante los jueces cambie la versión de los hechos manifestando que soy yo quien lo ataca sin que se le compruebe lo contrario. Hoy será el último día que le permito hacer lo que le da la gana. No tengo la culpa de que la mujer que él ama me ame a mí. Eso es problema de él y no mío. Que solucione sus carencias afectivas consigo mismo o como pueda. Además, yo no me metí en ninguna relación. Cuando llegué ellos ya habían terminando hace tiempo. Y como él no pudo hacerle el duelo se dedicó a amenazar a todos los hombres que se le acercaban a ella. Pero el muro siempre encuentra la roca que lo tarja. Sé que aparecerá en unos minutos a amenazarme con la idea de amedrentarme. Primero la insulta a ella y luego me insulta a mí. Y como la justicia no hace nada para impedirlo me tocará tomar la ley por mis propias manos. Por eso salí de la casa con un cuchillo en el bolsillo del pantalón. Ella no sospecha de lo que puede suceder. Aunque sabe que él aparecerá, cree, como en otras ocasiones, que pasaremos en silencio para no alterarlo más. Dejo que piense así porque está asustada. Lo sé porque le tiemblan las manos y tiene la respiración agitada.

- Ahhh… así los quería ver… par de hijos de puta… ¡haber!.. puta… por esa poca cosa me cambiaste… me das lastima… perra… maldita perra…

Ella me aprieta la mano para no llorar. Entiendo que está aterrada. Él huele su miedo y se nos atraviesa en el camino. Empuño el cuchillo en el bolsillo. Cuando está cerca, muy cerca, donde no pueda escapar, lo alzo y se lo clavo en el ojo izquierdo. Un chorrito de sangre precedido por un chillido asqueroso, como el de un cerdo que es sacrificado me estremece. Lo veo caer y revolcarse en el suelo pidiéndome ayuda. Vuelvo alzar el cuchillo y se lo entierro en la espalda, creo que cerca del pulmón, antes de irme. Partimos en silencio y con cada paso los chillidos insoportables del hombre menguan.

8 coment�rios:

S dijo...

Este post constituye todo un ejercicio de desahogo. La agresividad es innata en el ser humano. La violencia, salvo causas de fuerza mayor, es rechazable. Por eso los psicólogos apuestan por redirigir determinadas pulsiones nuestras a objetos que no sufran por causa del "monstruo" o del "demonio" que llevamos dentro. La literatura, por ejemplo, en este sentido, es muy beneficiosa.

Sin duda, el autor de este blog tiene talento de sobra.

Mis más cordiales saludos desde Andalucía.

Belén dijo...

Totalmente de acuerdo, lo que da más miedo es aquello que imaginas y no acaba de ocurrir...

Besicos

Juan Camilo dijo...

Rafael Angel
gracias por sus palabras. En total acuerdo con lo de la violencia. La literatura es uno de los tantos medios para transferir emociones que pueden, de no sacarlas, truncarnos las relaciones con los más cercanos.

Belen
eso si que da miedo. por eso cuando la imaginación va más allá de lo posible, a veces, dicen, es mejor sacudir la cabeza y mirar lo más cercano. Un abrazo, sus palabras por estos lados son milagrosas.

Allek dijo...

Es un gusto conocer tu blog..
te dejo un abrazo!

Santiago Trujillo dijo...

!Fuerte! Como siempre es un placer leer lo que escribes

Humberto Dib dijo...

Juan Camilo, ya había pasado por aquí, pero no te dejé un comentario pues quería hacer algo más... hasta que lo conseguí. Este texto tuyo disparó mi mente y escribí algo que voy a subir hoy y que quiero dedicártelo. Por tu amistad, por tus textos y por ser uno de los primeros que estuvo en mi espacio cuando el blog comenzó a tener algo de éxito.
Un gran abrazo.
Humberto.

Carmen dijo...

Buenas noches Juan Camilo (quizá ahí todavía no lo sean, aquí en España sí, ya madrugada...)

Siguiendo la recomendación de mi querido amigo Humberto he venido a conocer tu blog y me alegro de haber venido.

Inquietante relato; he leído también el anterior y me pasaré en otros momentos a seguir leyéndote.

Saludos.

Carmen.

Juan Camilo dijo...

Allek
Recibo tu abrazo con un café en la mano y en la otra un poema de Juan Ramón Jimenes.

Santiago trujillo
Tiempos sin saber nada de sus comentarios. Por estos lados eres bienvenido.

Humberto
Agredezco tu comentario. Le confieso que lo considero como un gran amigo de palabrass escritas. Y si su blogs tiene éxito es por que su autor es bueno y atrapa con sus relatos. Me gusta pasarme por sus textos y celebrar que seas tran prolífero y agil. Un abrazo

Carmen
Por estos lados eres bienvenida. Gracias por sus palabras. desde Colombia, desde un rincón que el olvido habita, te mando un abrazo.