Tres días aletiado

 


A lo bien, te quise. Y te eché los perros y te pedí el cuadre y me dijiste que dejara el amure y respondí que me hicieras el catorce y tomáramos gasimba y ese día chupamos piña y qué garrotera. Y tiramos caja, fuimos mañés y nos encarretamos. Cincinnati, creí que envejeceríamos juntos, que no me ibas a boletear, dejar en la inmunda y pasar por la galleta. Pero me hiciste la farisea y no puedo comer callado culipronta, guabalosa, pichurria. Me dejaste por un ñero, un nea, un poncio. Y me cabreé, pero también me dije: “En bombas figura, deje la bobada pues, no seas güeva y abrase del parche para que desenrede el bulto de anzuelos que son tus emociones y no se quede remascando el pasado”. ¡Y sabes qué nena! Me doy tres días de aletiado, tres días de chupar gladiolo, tres días de olvido. ¡Nada más! ¡Oe!, ¡uy quieta!, ¡ya no hay güiro parcera! Simpson, ya no me dueles. Y nos vidrios, suerte que te vi, pailas game over, nos vemos las caratulas.

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