Hay libros necesarios, que fueron
escritos con tal sinceridad que son atemporales y siguen diciendo. Son libros
que están más allá de la moda y se clasifican como clásicos. Además, si se
tiene en cuenta una de las acepciones de lo clásico dice que lo clásico es
relativo a un periodo de mayor plenitud de una cultura o un autor u obra que se
tiene por modelo digno de imitación. En esa medida, estos libros dejaron de ser
libros y se convirtieron en vibración porque en vez decir comunican en cualquier
época o lugar. Por ello, cuando estás preparado uno de esos libros aparece de
golpe, sin buscarlo. Es como un acto mágico porque lo que trae impreso en sus
páginas contiene información para ti que tal vez de ninguna otra forma
llegaría. Por eso se podría decir que estos libros pueden ser secretos ya que
contienen información de orden superior, y no me refiero a libros religiosos,
si no a obras que han trascendido en el tiempo y que todavía se leen. Daré solo
unos títulos entre muchos: “La Ilíada” y “La odisea” de Homero, “El profeta” de
Kahlil Gibran, “El Principito” de Antonie de Saint-Exupéry, “Canto a mí mismo”
de Walt Whitman, “Cartas a un joven poeta” de Rainer Maria Rilke, “La
metamorfosis” de Franz Kafka, entre otros. No obstante estos libros contienen
tal misterio, tal belleza que al leerlos uno siente que la información que
tienen es una secreción de conocimiento que no solo se trasmite con la lectura
sino también con el contacto de sus páginas. Por tanto, estos libros son
indispensables y muy escasos como los amigos verdaderos. Por ello, un verdadero
amigo es un libro muy extraño y fundamental porque es como un libro secreto
encarnado. Pues solo con un amigo puedes exponer tu alma sin miedo a ser
juzgado y también opinar sobre ciertos temas que el vulgo podría ser
escandaloso. Además, el amigo, como el libro, es atemporal. Cosa que no sucede
con las otras relaciones que tienen fecha de vencimiento. Por consiguiente, los
libros indispensables como los amigos verdaderos son muy contados, difíciles de
encontrar, por algo son tan valiosos y en la medida de lo posible, conservarlos
con cuidado y buen trato, porque si se van, la perdida es definitiva.
No obstante, a veces se cree que no
son importantes y les damos mucha importancia, más de la necesaria, a los
individuos que apenas conocemos o los libros intranscendentes, cuando
afortunadamente pasan de largo y son del olvido. Pues el olvido necesita
combustible, de lo contrario no sería tan implacable. De ahí que me interese lo
imperecedero como los amigos verdaderos con los que puedo hablar de manera
espontánea cualquier día, sin importar la época. Este acto de la conversación
es como una relectura de un libro indispensable. Por algo, así se converse de
lo mismo, hay detalles nuevos y sorprendentes que te devuelven las ganas de
vivir y de hacer de la vida una biblioteca selecta de libros verdaderos y
amigos indispensables.
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