Salà de Girardota con una deuda grande. Pero por más dinero que deba no es suficiente para la distancia que le brindo a mis pies.
Salà sin despedirme de nadie. No me gustan las despedidas.
Mi madre en la puerta de la casa, al verme con la maleta a la espalda, lloró. PresentÃa algo que no me dijo. Vio algo que debo descubrir.
Pero no he sentido que estoy lejos del paÃs porque descubrà que soy de ninguna parte. Sin ambición no hay apegos.
En el avión me dio por leer un libro que me regaló Carlos Lola “Viaje a pie de Fernando Gonzáles. No leà nada. Me quedé en la insana contemplación de las nubes.
Intenté escribir algunas lÃneas en mi cuaderno de apuntes. Nada salÃa. Era atrevido escribir sin vivir. Nada.
TodavÃa no escribo. No sé como filtrar por mi boca, por mis dedos, tanto paisaje a cumulado. Las catedrales de Lima, los parques, las cervezas, la comida de mas, el viaje a Cuzco de 24 horas en bus, el frÃo seca huesos de Cuzco y la cara de Colombianos que nos delata.
Con Pipe, en uno de los callejones de Cuzco, buscábamos marihuana. Un tipejo se acercó. Nos preguntó si hablábamos español. Pipe dijo sÃ. Le preguntamos si vendÃa hierba. Nos dijo si pero valÃa unos 50 soles, es decir, unos 35 mil pesos la bolsita que uno consigue en el aeropuerto de la universidad en 2 mil pesos. Estábamos armando un pedo. Dos plazas nos ofrecieron. Al final no compramos nada como buenos colombianos que somos.
Nos fuimos a dormir. Y soñé que no despertaba.
Salà sin despedirme de nadie. No me gustan las despedidas.
Mi madre en la puerta de la casa, al verme con la maleta a la espalda, lloró. PresentÃa algo que no me dijo. Vio algo que debo descubrir.
Pero no he sentido que estoy lejos del paÃs porque descubrà que soy de ninguna parte. Sin ambición no hay apegos.
En el avión me dio por leer un libro que me regaló Carlos Lola “Viaje a pie de Fernando Gonzáles. No leà nada. Me quedé en la insana contemplación de las nubes.
Intenté escribir algunas lÃneas en mi cuaderno de apuntes. Nada salÃa. Era atrevido escribir sin vivir. Nada.
TodavÃa no escribo. No sé como filtrar por mi boca, por mis dedos, tanto paisaje a cumulado. Las catedrales de Lima, los parques, las cervezas, la comida de mas, el viaje a Cuzco de 24 horas en bus, el frÃo seca huesos de Cuzco y la cara de Colombianos que nos delata.
Con Pipe, en uno de los callejones de Cuzco, buscábamos marihuana. Un tipejo se acercó. Nos preguntó si hablábamos español. Pipe dijo sÃ. Le preguntamos si vendÃa hierba. Nos dijo si pero valÃa unos 50 soles, es decir, unos 35 mil pesos la bolsita que uno consigue en el aeropuerto de la universidad en 2 mil pesos. Estábamos armando un pedo. Dos plazas nos ofrecieron. Al final no compramos nada como buenos colombianos que somos.
Nos fuimos a dormir. Y soñé que no despertaba.
9 coment�rios:
Que bueno, mi buen Cami, tener noticias vuestras, asà sean de cosas complicadas. Me alegra bastante. A todos, porque los hemos extrañado todo lo que no se imaginan. Nos quedan debiendo las fotos... cuÃdense mucho. Saludos y abrazos desde este lado del viento.
Qué bueno saber que por fin conociste las nubes. Qué bueno saber que no sos de ninguna parte. Asà te podés quedar en mi casa cada vez que querás. No tendré ninguna preocupación de que sea para siempre. ja ja ja.
Un abrazo mi camilo. Un abrazo con cara de colombiano que no ha salido de Colombia.
Hola, Camilo, apenas me entero que no estás en el paÃs, pero si estás por allá, si la bareta está muy cara, póngase a masticar coca que esa vaina también mata parásitos. Me alegra saber que estás bien, me trae un traido. le mando mis mejores deseos Camilo.
nos leemos.
pompilio
no t vayas a morir pòr allá, vuelve a tu territorio para cuando llegue el dÃa final.viaja todo lo que qieras y aunqe t sientas qe no eres de ningun lado con el tiempo t daras cuenta qe eres de aqà por el simple hecho qe t daras cuenta qe ya no está el aliento de tus seres qeridos.
un abrazo.
ojo, aliento como presencia de calor corporal y contacto fÃsico, no el aliento unqe es también beneficioso el de las letras.
Le tengo pánico a los viajes. Es extraño: no me incomoda la idea de conocer nuevos lugares, pero me da un miedo inexplicable el desplazamiento, montarme a un bus, a un avión y esperar la llegada a algún lugar ¿y si no llego?, ¿y si termino en un lugar distinto?, ¿y si me muero en el viaje?... Como van los avances en la tecnologÃa y con la presión constante de la Cinencia ficción, es posible que nos toque la era de los teletransportadores, y tal vez, sólo tal vez, pueda conocer Perú personalmente. Por ahora me toca conformarme con buenas referencias como estas.
Lastima regresar a la U y no tener con quien tomarme un tintico.
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