Pablo Montoya entre libros y experiencias

24 Noviembre 2018
Por Juan Camilo Betancur E.



“Escribir no es más que ejercer la disidencia. Y sentir que, al hacerlo, el fuego de la rebeldía te sostiene insuflando tu palabra.”
Pablo Montoya


Para esta entrevista busqué el contacto de Pablo Montoya y quienes lo conocían me informaron que era un hombre muy exigente a la hora de entrevistarlo. Durante varios meses estudié la obra y algunas entrevistas que le hicieron a Pablo. Cuando creí que podría sostener una conversación con uno de los escritores vivos más laureados en el país, le escribí un email y acordamos conversar en la Biblioteca de la Universidad de Antioquia. Llegamos los dos a la hora acordada. Al principio estuve un poco prevenido, pero a medida que íbamos conversando quedé gratamente sorprendido por la generosidad y la amabilidad de Pablo. Fue generoso en todas sus respuestas porque fue a su vida o a sus lecturas para encontrar las palabras adecuadas. También fue amable porque me trató con la cortesía de quién se alegra de que existan escritores jóvenes. Así que amable lector, espero que disfrutes escuchar esta entrevista así como yo disfruté hacerla. 



A continuación, con el permiso de Pablo, publicaré un texto “Otro decálogo” de Pablo Montoya. Un texto donde el escritor da su mirada sobre la tarea de escribir. 


"Otro decálogo: 

1. Que el pilar de tu escritura sea la poesía. Una literatura ajena a ella es algo enjuto, ceniciento, propicio al gusto trivial de las masas. 

2. Escribe para ti mismo. O hazlo considerando a los tuyos. Sean estos esos pocos que te acompañan, o los lectores desconocidos que se perfilan en el porvenir. Escribe buscando sus corazones. Incluso, sus inteligencias. Pero jamás vayas en pos de sus bolsillos. 

3. Recuerda que al escribir habitas el espacio de la marginalidad. Así los poderosos te elogien, los periódicos y revistas te entrevisten, des conferencias en lugares venerables y ganes importantes premios. Cuando te dispones a escribir recuerda que eres el periférico. Esa dura y renovada continuación del maldito. 

4. Escribir no es más que ejercer la disidencia. Y sentir que, al hacerlo, el fuego de la rebeldía te sostiene insuflando tu palabra. 

5. Tu compromiso, como escritor, más que con la gente que te rodea, más que con tu tiempo y sus diversas proclamas, es con la exigencia de escribir bien. Es casi imposible lograrlo, por supuesto. Pero esa prueba de todos los días es el motor que debe lanzarte a la escritura. Por ello, si tus textos son rechazados, aquí o allá, por un motivo u otro, no desfallezcas que reveses así son cruciales para tu aprendizaje. 

6. Los premios y los reconocimientos, los agentes con sus contratos y traducciones, los editores y sus recomendaciones, forman parte del engranaje de la literatura actual. Pero lo mejor es escribir sin pensar en ellos. Que el único radar que te oriente sea el de tus obsesiones, modeladas con el rigor de la disciplina. Ahora bien, si ellos te buscan o se preocupan por lo que escribes, y no se entrometen demasiado en tu proceso creativo, entonces atiéndelos cordialmente. 

7. Escribir sobre el pasado no es una moda. Es una inquietud lógica de los procesos creativos. El ser humano está forjado, en gran medida, de lo que le ha sucedido a su especie. El ayer es enorme y posee al menos la certeza de lo ya ocurrido, si se compara con el hoy fugitivo y el mañana ignoto. Pero cuando confrontes ese pedazo inasible de tiempo ido, no lo reproduzcas como si fueras un arqueólogo o un historiador o un periodista. Imagínalo y reinvéntalo como un poeta. 

8. Piensa que al escribir eres un artista. Por lo tanto, no ignores que lo tuyo está enraizado en el arduo conocimiento de las técnicas formales. En eso te pareces al más humilde y anónimo y persistente alfarero. Sin embargo, recuerda que el objetivo de toda literatura genuina está por encima de la utilería del oficio. Lo suyo es alcanzar y poseer la belleza. Si tú, al menos, la rozas con tu escritura, tu esfuerzo estará justificado. 

9. Para escribir hay que leer. Sé curioso y hospitalario con las nuevas voces. La historia de la literatura tiene en ellas la clave de su continuidad. Pero lo fundamental es releer. Vuelve siempre a los clásicos. Muchas generaciones de lectores los validan ante el imparable paso de los años. Con ellos se aprenden esas cosas esenciales que las frivolidades del ahora apenas logran intuir. Además, si pretendes innovar, tu deber es conocer la tradición. 

10. Escribe, si quieres, traspasado por ese rayo magnífico llamado inspiración. Sigue, si lo deseas, las órdenes del vértigo de hogaño. Pero no olvides que escribir es corregir. Y para ello tendrás que sosegarte, y ser amigo no de la liebre, sino de la tortuga. 

Pablo Montoya" 







0 coment�rios: