Salà de la casa con los nervios alterados debido a un sueño. HabÃa visto algo horripilante, una de esas visiones que te ponen los vellos de punta. La aparición era un esqueleto que llevaba sobre sà el rostro de una mujer de tez blanca, cabellera negra y ojos azul cielo. En ese instante desperté e intenté respirar profundo para volver a la calma. Inhalé y retuve el aire en los pulmones cinco segundos. Luego exhalé. Repetà el ejercicio varias veces. Hasta que me atrevà a mirar mi habitación y me sentà feliz de ver el desorden tal cual lo conocÃa. Tuve la certeza de que estaba despierto y me incorporé de la cama con el fin de tomarme un vaso de agua. Pero, cuando quise halar una cobija para ponérmela sobre los hombros vi que habÃa alguien sobre la cama. Levanté la cobija con cautela. Ante mis ojos apareció el esqueleto con rostro de mujer. No pude retener el grito y tumbando lo que encontraba en el camino salà de la habitación. Al pasar el portón resbalé y caà en la calle. Al caer me di en la cabeza con un poste, pero era tanto el susto que como pude me incorporé y seguà corriendo.
Creo que el sol empezaba a bañar la cima de las montañas cuando vi al esqueleto con rostro de mujer a una distancia considerable. Caminaba con pasos pequeños y constantes. Cuando estuvo en frente, como si yo no existiera, atravesó mi cuerpo. Grité. Al abrir los ojos estaba en mi cama bañado en sudor. Me llevé la mano derecha al plexo solar para retomar la respiración y lo que toqué fueron los huesos de la columna vertebral. Brinqué de la cama y escuché el chasquido de mis huesos.
La calle esta vez no estaba desértica. HabÃa varios cuerpos caminando en distintas direcciones. Yo era uno de ellos.
3 coment�rios:
Aunque nunca se supo si la columna que tocaba era la propia o una ajena que quizás ni lo era tanto sólo que no lo recordaba. ¡Saludos!
F:
http://mistavilteka.blogspot.com/
Saludos
Quizás eran las dos.
todo viaje es un abismo y un camino
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