Esta pena de muerte a los abrazos. Este encierro que me receto. Esta sonrisa de café tostado. Esta soledad, ventana al mar. Estas ideas, cáscaras de huevos, que retumban en la cabeza. Este aullido de animal moribundo. Esta tarde de camisa gris olvidada en el ropero. Esta inmovilidad sin metáforas.
Nací entre cultivos de café. Entre tormentas que asustaron el temple del abuelo. Entre carreteras que llevaban a ninguna parte y recorrí incansablemente. Crecí mirando el cielo porque me aburría el televisor. Era insuficiente su pantalla para mi soledad alada
Amé a mi madre porque fue tierra
a mis primeros versos. Extrañé a mi padre porque fue aire a mis manos. Soy el zumbido de un pueblo insostenible en el tiempo. Soy el viento que arrastra el sol hacia la montaña, el silencio y la quietud de los que ya fueron.