Luis le argumentaba a su abuelo que ya habÃa entendido el misterio de las mujeres. DecÃa que a ellas se las conquista con la palabra. Por eso habÃa estado leyendo para poder ampliar su léxico. Además, con un poco de determinación y autodominio serÃa un hombre irresistible. El viejo, ya curtido en experiencia y amores, sonrió al mirar la prisa del nieto, la necedad bien argumentada, la incapacidad de jugar a ser espontaneo y los sentimientos juveniles. Con ternura le tocó el hombro y le dijo a Luis lo siguiente: “Sabrás que comprendiste el misterio del amor cuando tu corazón sea la casa en la que duermes profundo, sin anhelo y despiertas con una sonrisa al escuchar el canto de los pájaros”.
MANICOMIO 237
Hace 4 horas
0 coment�rios:
Publicar un comentario