Antes de ese encuentro no hubo un referente que pronosticara que algo pasarÃa entre ellos. Ella era distante y él no habÃa imaginado que pudiese fantasear con una mujer asÃ. Se encontraron en un ejercicio de meditación. Él estaba al lado de ella. Hicieron varias posturas de yoga y él no podÃa concentrarse debido a las piernas de esa mujer medio largas y carnosas que le despertaban los más básicos deseos. Además el tatuaje que se le insinuaba en una de las piernas lo inquietaba. Ella sentÃa una mirada que en vez de incomodarla la motivaba a estirarse más y a jugar a no expresar sentimiento alguno. Al iniciar la meditación él, con sutileza, movió su pierna cerca a la pierna de ella y apenas logró el más leve roce se quedó quieto, sintiendo la cercanÃa de esa hembra que lo erotizaba. En el momento de visualizar un cÃrculo dorado para iniciar el viaje al interior, él visualizó dos piernas que se sentaron frente a él. Dos piernas que se estiraron como dos manos abiertas y en el medio tenÃan una flor naranja, como una especie de begonia. Una flor que intensificaba el color de sus pétalos con cada movimiento de las piernas que parecÃan dos hojas de carne. La mirada de él era como una especie de abeja que giraba alrededor de esa flor. Un olor a eucalipto perseguÃa la mirada-abeja. Hasta que se posó en el centro de la flor y en una danza perfecta flor y abeja se sumergieron en las profundidades del encuentro y las piernas como hélices de una nave no identificada ascendieron por el recinto expandiendo un olor mentolado que alegraba todo a su paso...
Cuando terminó la meditación él abrió los ojos algo extrañado por la experiencia vivida. Ella, antes de irse, se acercó y en un papelito le dejó su número telefónico.
2 coment�rios:
E' sempre un piacere poterti leggere, in questo periodo sono stata un po lontana dal blog e così volevo ringraziarti per il tuo saluto,
un immenso abbraccio di cuore.
Angeloblu
Gracias por sus palabras, otro abrazo para vos.
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